Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. I Tim 1:15
Les invito a leer primero los textos de domingo 15 de septiembre de 2013:
- Éxodo 32:7–14
- Salmo 51:1–10
- 1 Timoteo 1:12–17
- San Lucas 15:1–10
Comparemos por un momento la situación de Moisés a la de Pablo. El primero parece angustiado al hablar con Dios. Sabe que su Pueblo (¿y el mismo?) ha fallado. Apela a Dios, como si se tratara de un rey tirano al que convence con algo de astucia, para evitar el castigo. El segundo también sabe que es pecador y ha fallado (el más que el resto) pero no necesita convencer a Dios de nada. Descansa porque sabe que Dios mismo ha tomado providencia: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores.
Pensar en una contradicción entre la justicia de Dios (que debe castigar el mal) y su amor (que perdona), es una muestra de no lo conocemos. Porque Dios es justo, ama. Y su amor desborda nuestros miedos y pretensiones. No sigamos intentando convencer a Dios de o que el ya sabe, mejor descansemos como aquella oveja, en los hombros del Pastor que nos trae de regreso a sus campos.
Reblogueó esto en Teologando Andoy comentado:
Preparándonos para la palabra 15.07.13