Busca la paz, y síguela

Reflexión pastoral a propósito del resultado del plebiscito en Colombia.

Por: John Hernández

Los colombianos nos sentimos en medio de una encrucijada. Después de más de medio siglo de violencia se vislumbraba una solución política a la vuelta de la jornada electoral del pasado 2 de octubre, sin embargo, despertamos el 3 con gran sorpresa y sentimientos encontrados, por demás pensando que la paz nuevamente nos fue esquiva.

Es verdad que un sector del país, entre los que me incluyo, estaba ilusionado con el cese definitivo del conflicto armado a través del acuerdo firmado entre el gobierno y la guerrilla de las Farc-EP como primer paso a la construcción de la paz, sin embargo  otra parte de los colombianos no lo comprendieron de esa forma. Finalmente El 2 de octubre tuvimos una dosis de realidad. Las elecciones nos mostraron lo que todos ya sabíamos: somos una sociedad fragmentada, tenemos enorme dificultad en escuchar a quienes piensan diferente y por ende de establecer un dialogo coherente.
Estas elecciones nos recordaron además que somos una sociedad mayoritariamente desesperanzada, ese 60% de colombianos que no votaron lo demuestra. Algo más de 32 millones de colombianas y colombianos no encontraron en las razones del Si o del No motivaciones suficientes para votar. Estas elecciones reflejan las dificultades que tenemos como país de de soñar con un cambio. Es que para una gran mayoría de las personas resolver el conflicto armado no es una prioridad, porque la realidad de otro conflicto, el social, los absorbe y empuja a vivir bajo preocupación individualista de la supervivencia y el ascenso social.
Pareciera que estamos en un laberinto que recibimos, pero que vamos construyendo entre todas y todos, y en medio del cual todos nos perdemos. Por momentos, algún sector cree haber encontrado una salida y piensa escapar, pero otro se encarga de recordarnos que si queremos salir tenemos que hacerlo juntos, y de nuevo el laberinto se hace más difícil.
El pasado domingo nos dimos un baño de realismo, y con agua helada. Como si fuera el efecto de una resaca, los electores del si y del no se culpan mutuamente de la debacle que se sentimos que se avecina. Y entonces ¿qué podemos hacer? Sensato, para salir de un laberinto es tratar de encontrar un lugar de referencia que permita caminar objetivamente. También lo es marcar el territorio andado, las «sinsalidas» encontradas y las falsas puertas, para evitar volver a ellas desgastándonos inútilmente.

Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y síguela.
Salmo 34:14

Los cristianos, que estamos en el mismo laberinto, no podemos confundir nuestras opciones particulares, con la opción de Cristo que es absoluta. Si de seguir a Cristo se trata, entonces no son los resultados parciales, ni los intentos fallidos los que nos pueden hacer abandonar la perspectiva mayor.
Seguir la paz, no es para los cristianos seguir una postura frente a un proceso, sino una vida de servicio a nuestro Señor. Seguir a Cristo es seguir la Paz: “Porque Cristo es nuestra paz” (Efesios 2:14).
Hoy más que nunca los Cristianos tenemos que asumir nuestra tarea con claridad. Debemos asumir nuestra tarea de ser luz, sal, fermento. Que nuestras palabras sean producto del discernimiento que da el Espíritu y que nuestros actos se correspondan de forma lúcida.
Hoy mas que nunca trabajar por la reconciliación es imperativo, hoy más que nunca acompañar a los mas vulnerables es imperativo, hoy más que nunca defender a las víctimas es imperativo.
Cuenta la leyenda que alguna vez Lutero dijo:

Aun si supiera que mañana llegaría el fin del mundo,
yo plantaría hoy un manzano.”

El sábado pasado muchos pensamos que llegaría el fin del conflicto armado, y es posible que ese fin esté cerca a pesar de todo, pero como cristianos sabemos que esto no significa el fin de nuestro compromiso. Si mañana queda en firme el acuerdo o si la solución demora en legar, hoy nosotros tenemos que seguir plantando con esperanza actos de paz.

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmo 126:5-6

Un comentario en “Busca la paz, y síguela

  1. Israel Martínez dijo:

    Excelente comentario John, Creo que la fe produce la esperanza y nosotros andamos y vivimos por la fe, luego la esperanza no se agota y si por el contrario se guía, con el Evangelio y es fortalecida por el Espíritu Santo. Los luteranos fundados en la » gracia » y no el la ley (fundamentalismo), creemos que en el amor es que se encuentra la vida, que el amor supera la ley, que el perdón es fruto de el arrepentimiento, nos lleva a la reconciliación, a la confraternidad y no al odio, venganza, revanchismo y de hecho la muerte, Pablo ya lo decía a los Gálatas: » La ley mata «. Si no podemos perdonarnos y el remedio es aplicar la ley al arrepentido, pues no habrá , ni paz, ni posibilidad de convivencia y: «el que este libre ….que tire la primera piedra.

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