
Respuestas han habido muchas. Hay quienes dicen que somos lo que comemos. También quienes buscan la respuesta al interrogarnos ¿Dime con quién andas y te diré quien eres? Algunos buscan la respuesta en la esencia, otros en las apariencias ¿Somos lo que hacemos? ¿Somos lo que sentimos?
No se cuál sea la mejor respuesta, en últimas creo que jamás tendré una respuesta que me satisfaga por completo. Pero hay algo que sí me alienta saber: los seres humanos somos objeto de la preocupación de Dios, somos objeto de su amor. Lo que tiene que ver con las personas le concierne, estamos en su memoria y nuestra existencia es asunto suyo.
No se cuál sea la mejor respuesta, en últimas creo que jamás tendré una respuesta que me satisfaga por completo. Pero hay algo que sí me alienta saber: los seres humanos somos objeto de la preocupación de Dios, somos objeto de su amor. Lo que tiene que ver con las personas le concierne, estamos en su memoria y nuestra existencia es asunto suyo.
Probablemente no somos siempre lo que quisiéramos, a veces ni siquiera sabemos quienes somos, ni que queremos. No importa, aun así Dios nos ama, se humaniza en el amor y asume también nuestras incoherencias, hace suyos nuestros asuntos y nuestra su propia vida.
Oración: Sea quien sea, tú me conoces, ¡Oh Dios! SOY TUYO. Amén (Dietrich Bonhoeffer)