No se inquieten. Es fácil decirlo. Es un consejo que se da a menudo pero desafortunadamente sin más alternativas. Esto puede llevarnos, en medio de sus angustias a sumar una más, pues se refuerza la idea de que estar angustiado o inquieto es una señal de poca fe y que seguimos solos frente a nuestros problemas.
Dios en cambio no nos reclama por estar angustiados, nos ofrece la oportunidad de dejar nuestras inquietudes en sus manos. La oración no es una carga, ni una obligación. Es una invitación a soltar nuestras cargas y descansar. Por eso la clave está en ver la oración como oportunidad, es una de las formas como la amorosa gracia de Dios nos libera del miedo, y la soledad.
Oración: Gracias Dios que en tu misericordia me escuchas y acallas mi corazón en momentos de angustia. Haz de mis oraciones oportunidades para descansar en ti. Amén