Comunión

18.01.15Poder encontrarnos para escuchar juntos la palabra de Dios y compartir la mesa es un privilegio y  una oportunidad.  El encontrarnos, Dios nos hace comunidad, pueblo que recibe y que comparte. Y nos enseña que en la comunión a la que nos llama nunca estaremos solos. Por eso nos regocijamos al reunirnos.

Recuerden que mañana domingo les esperamos a las 10:00 en la Misión Emaús.

¿Peliando con Dios?

Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. Gen  32:24

53ordinarioC29La experiencia de la vida en muchas ocasiones es desesperanzadora.  La vida diaria es descrita constantemente como un batallar, una lucha cotidiana. ¿Y contra quién luchamos? ¿Quién es nuestro adversario? Ya decía Pablo: ¡dura cosa es dar coces contra el aguijón!.  Jacob lucho toda la noche, finalmente salió cojo, pero contento. Hoy felizmente no luchamos solos. Dejémonos iluminar por el Espíritu en esta lid.  leamos atentos la palabra para el próximo domingo.

  • Génesis 32:22–31
  • Salmo 121
  • 2 Timoteo 3:14–4:5
  • San Lucas 18:1–8

¡Aumenta nuestra fe!

51ordinarioC27

—Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza —les respondió el Señor—, podrían decirle a este árbol: “Desarráigate y plántate en el mar”, y les obedecería.

¿Que tan fuerte es nuestra fe en estos días?

El mundo es cada vez más complejo.  Desigualdad, discriminación y opresión; guerras en nombre de la libertad y la justicia, violencia cotidiana.  Frente a este panorama en ocasiones empezamos a desesperar. ¿Será que Dios si escucha nuestras oraciones? — ¿Hasta cuándo, Señor, he de pedirte ayuda sin que tú me escuches? — reclama el profeta Habacuc.  No se ustedes, pero a veces siento que mi fe también flaquea.

Pero la fe no es algo estable y estático, como los dogmas de la iglesia en los cuales creer. Jesús nos anima a comprenderla como algo dinámico, como algo vivo: ¡un granito de mostaza!  Gran desafió tenemos para percibir el crecimiento de nuestra fe. Preparemos la tierra de nuestra vida y con el agua fresca de la palabra de Dios dejemos que el granito germine.

Las lecturas para este domingo 6 de octubre de 2013:

  • Habacuc 1:1–4; 2:1–4, 
  • Salmo 37:1–9, 
  • 2 Timoteo 1:1–14, 
  • San Lucas 17:5–10

Ricos y Lázaros

Lázaro
Las lecturas del domingo 29 de septiembre

  • Amós 6:1a, 4–7, 
  • Salmo 146, 
  • 1 Timoteo 6:6–19, 
  • San Lucas 16:19–31

¿Oír la voz de Dios es fácil o difícil?
La Biblia nos dice que Dios habla, que lo ha hecho desde siempre. Los ricos y los Lázaros tiene  oportunidad de oírla. Pero no siempre oímos lo que queremos y por eso muchas veces hacemos oídos sordos.  Los textos del día de hoy dejan muy poco para interpretar: la voz de Dios llama a cambiar las relaciones entre los seres humanos.

Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.

No basta con saberlo, el Evangelio es para ser vivido.

Dios abre nuestros oídos para oírte y nuestras manos para servirte.

 
 

Nadie puede servir a dos señores.

49ordinarioC25 Leamos las lecturas para domingo 22 de septiembre

  • Amós 8:4–7
  • Salmo 113
  • 1 Timoteo 2:1–7
  • San Lucas 16:1–13

Ser cristiano en el mundo de hoy parece algo contradictorio. Y es que son los países de tradición cristiana los que han terminado imponiendo su cultura y modelo social político y económico e el mundo todo. Y, como sucede casi siempre con las posiciones dominantes, en el mundo actual se considera sagrado el sistema socio-económico.  Para solo dar un ejemplo pensemos en las inscripciones que aparecen en los billetes de dollar estadounidense o los de real brasilero:  «In God we trust» (En Dios confiamos) y «Deus seja Louvado» (Dios sea alabado).


Siempre me asalta la pregunta ¿a qué  Dios refieren esos billetes? Al Dios dador de la vida, al Padre de Jesucristo o al dios riqueza, ese por el cual muchos «pisotean a los necesitados y exterminan a los pobres de la tierra» (Am 8;4).
Mientras nos encontramos el domingo, reflexionemos en que tan en serio nos estamos tomando las palabras de Jesús: «Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas».

¿Justicia o amor?

Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. I Tim 1:15

48ordinarioC24Les invito a leer primero los textos de domingo 15 de septiembre de 2013:

  • Éxodo 32:7–14
  • Salmo 51:1–10
  • 1 Timoteo 1:12–17
  • San Lucas 15:1–10

Comparemos por un momento la situación de Moisés a la de Pablo.  El primero parece angustiado al hablar con Dios. Sabe que su Pueblo (¿y el mismo?) ha fallado. Apela a Dios, como si se tratara de un rey tirano al que convence con algo de astucia, para evitar el castigo.  El segundo también sabe que es pecador y ha fallado (el más que el resto) pero no necesita convencer a Dios de nada. Descansa porque sabe que Dios mismo ha tomado providencia: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores.
Pensar en una contradicción entre la justicia de Dios (que debe castigar el mal) y su amor (que perdona), es una muestra de no lo conocemos. Porque Dios es justo, ama. Y su amor desborda nuestros miedos y pretensiones. No sigamos intentando convencer a Dios de o que el ya sabe, mejor descansemos como aquella oveja, en los hombros del Pastor que nos trae de regreso a sus campos.